miércoles, 6 de agosto de 2008

No hacen falta razones

Sumido en el calor de una sofocante noche de Agosto del sur de España. Donde el mar adormece la fina arena de las playas doradas.
Al final y al principio del camino. En medio de la nada y arrugando el tiempo. Así estoy, expectante y herido. Con los arpones clavados y a merced de los caprichos del destino.
¿A donde llevarán mis pasos?

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