Navegar, Avanzar, Descubrir, Imaginar, Adorar...

Nada mejor que perderse en tus ojos,

adivinar madrugadas enredandome en tu pelo,

descubrir que en tus labios se arrulla la noche,

imaginar que en tu cuello

anida el deseo.

La noche se enciende, se mezcla, levita,

ha traido el susurro de tus sueños nuevos,

agitando la brisa que en tu piel habita,

navegando entre risas por horizontes eternos.

Nunca tuvo el cielo mejores destellos,

amanece y naces, anochece y muero

cruzo a nado mares por tocar tu alma,

hasta que renazco, al besar tus dedos.

¿QUIÉN?

¿Quién llegará del cielo

a construir la mañana?

¿Quién peinará tu pelo?

¿Quién besará tu cara?

¿Quién,

cuando el frío aprieta,

acariciará tus manos

para calentarlas?

¿Quién, 

si la noche es negra,

se acercará a tu cama para calmar tu sueño,

para acunar tu alma?

¿Quién te dará de beber,

cuando el agua ya no sacia,

cuando las amapolas tristes

tiñan los campos de grana,

cuando sus tallos se quiebren,

cuando sus pétalos caigan?

¿Quién en medio de tanta noche,

con esta sed tan amarga,

me devolverá la vida

que como el agua se escapa

entre mis dedos gastados

en una senda enredada?

Busco,

miro,

ando y desato la tarde,

apago sombras y llamas,

busco y encuentro un suspiro,

una ternura esmaltada

y unos ojos que me miran

y hacen brillar la mañana.

DONDE LA LUNA ME LLEVE

En mis pasos se enrosca tu voz,

y el aire me envuelve con un aroma que imagino tuyo.

Mi imaginación,

y unos labios que nunca pruebo,

y una piel que nunca habito.

Mis pasos se alejan en la noche buscando,

se pierden confusos de necesidad y llanto,

de soledades y de suspiros quedos.

Hoy la noche vino a buscarme,

llamó a mi puerta diciendo

que es tiempo ya de cosechas,

de recoger el trigo y desplegar las alas.

Hoy el cielo se esconde entre densas nubes,

y tus dedos no dibujan un corazón en mi espalda,

cuando más te necesito.

Quiero tu boca y tu risa,

quiero tu pecho clavado en mi espalda,

y tus dedos que me hagan recordar mi cuerpo

y tus ojos iluminando mi mañana.

GOTAS DE ATARDECER

En la orilla del tiempo duerme mi barca,

con sus piés doloridos anclados al fango,

y se escucha el rumor de su boca mojada

que se pierde entre las ramas de los árboles,

que se sumerge en el fondo sombrio del lago,

que despierta de su letargo,

que se estira

como un gato adormecido.

La tarde despierta,

deja caer sus gotas de sensaciones calmadas

formando ondas,

atenuando el brillo del sol anaranjado.

La tarde trae sus rumores viejos

y las risas de los niños.

Y sus gotas siguen destilando sueños,

deformando el espejo del rio,

y en sus labios me pierdo

soñando,

que están rozando,

los tuyos,

los míos.

ME LLAMABA ADAN

¿Recuerdas?

Hubiera querido saber

y nunca supe,

hubiera querido entender

pero no me dejaste.

Aun siento como mi corazón se acelera

y mis emociones vibran,

a pesar del frio que a veces escapaba de tus labios.

Aun echo de menos el roce de tus cabellos

y tu necesidad de abrazos.

Aun el tiempo se enreda entre mis pies, lastra mis pasos,

y tus silencios vacios de todo,

me llenan de ausencias infinitas.

¿En que rama del manzano 

adornarás tu nido?

¿que vino embriagador,

saciará tu infinita sed de amor?

Me difuminaré en el tiempo,

plantaré mis sueños

en El jardín del Angel,

y guardaré un rincón en mi corazón

para tu recuerdo.