En mis pasos se enrosca tu voz,
y el aire me envuelve con un aroma que imagino tuyo.
Mi imaginación,
y unos labios que nunca pruebo,
y una piel que nunca habito.
Mis pasos se alejan en la noche buscando,
se pierden confusos de necesidad y llanto,
de soledades y de suspiros quedos.
Hoy la noche vino a buscarme,
llamó a mi puerta diciendo
que es tiempo ya de cosechas,
de recoger el trigo y desplegar las alas.
Hoy el cielo se esconde entre densas nubes,
y tus dedos no dibujan un corazón en mi espalda,
cuando más te necesito.
Quiero tu boca y tu risa,
quiero tu pecho clavado en mi espalda,
y tus dedos que me hagan recordar mi cuerpo
y tus ojos iluminando mi mañana.
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