Me sumergí en la noche,
esa noche sin ojos y sin esperanzas,
esa noche de sueños prohibidos,
esa noche en que la luna
esconde su cara
tras un velo de ausencia.
Y grité,
y mis ojos manaron,
y mi sangre se heló dolorida y angustiada,
y cualquier cosa era mejor
que arrastrar mis pies cansados
sobre la arena.
2 comentarios:
¡Pero olle! que gran poeta estás echo.Me haces emocionar y vivir unos momenos imnolvidables y perciviendo sensaciones maravillosas que hacen vibrar mis pensamientos.
besitos
luna
Gracias Luna. Es un honor que te gusten mis poemas.
Un beso
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